Butaca

Con el tiempo suficiente
tiendes a apagarte
y empiezas a creer
que la esperanza
está a punto de perderse.
Quizá por el dolor entre las costillas
de aquello que se acercaba por la espalda
y que tus ojos no supieron ver.
Hasta que en una de esas noches,
se hace la luz
y tiene una mirada
de apagar incendios
y arrasar cenizas pasadas.
Y no hace falta arriesgar
porque es una apuesta segura,
hay personas con las que ganas
de cualquier forma
porque son suerte.
Sonrisa impaciente
de labios inflamables
y lengua intrépida.
Coge asiento, se ha abierto el telón
y la esperanza sigue de nuestro lado.

 

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