Contando estrellas

Oscurece peor hoy. Ayer había estrellas con las que contar para soñar. En el lado vacío de la cama. A dos minutos de caer dormido. La sensación de incertidumbre recorre mis sábanas frías y llega hasta mi provocando la sonrisa. La sonrisa del miedo, que es lo último que me queda. Llegados a este punto, prefiero estar tranquilo que feliz. Perdí mi tiempo intentando enamorarte para acabar enamorandome. Hoy no tengo el cuerpo para escribirte nada. Pero mis dedos tiene memoria y quieren recorrerte otra vez. Y esto es lo más parecido que tienen. Recordarte. Recuerdan que todos los poemas rimaban en tu espalda. Recuerdan que no hay lugar más peligroso y más bonito que la curva de tu sonrisa. Recuerdan que tu mirada disparaba balas de ternura. Me recuerdan que estaba sintiendo por encima de mis posibilidades. Que de mi puño y letra no saldría un punto final. Pero tú ya habías decidido ponerle fecha de caducidad a nuestros besos. Pedir un por qué a estas alturas es seguir perdiendo el tiempo. Pero no me rendiré. No voy a escribir ese punto final. No hasta que no lo vea en tus ojos. Porque lo único que vi, fue lo que hoy dibuja mi sonrisa, miedo. Miedo a creer en los imparables del amor. Hice saltar las alarmas de tu corazón dolido. Que aún no se había recuperado del último abordaje. Y pagué los platos rotos de algún pirata tuerto de sentimientos. Ya ha oscurecido. Y cuento cuentos que me hagan soñar con la estrella que un día iluminaba mis noches.

6 comentarios sobre “Contando estrellas

Deja un comentario